¿Comemos cada día pizza? Hot Dogs? ¿Las patatas fritas están diariamente en nuestra dieta?
Seguramente la respuesta es no, todos sabemos que no son muy saludables pero, ¿qué sucede si un día, de vez en cuando, tomamos este tipo de alimentos?
Ayer salió publicado el último informe de la OMS (Organización Mundial de la Salud), concretamente, la monografía de la IARC (Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer) que ha evaluado el consumo de la carne roja y de la carne procesada.
Han salido multitud de opiniones, artículos, entrevistas, etc. hablando y opinando sobre el tema. Pero, ¿a qué se refieren exactamente?
Primero de todo, vamos a explicar cómo se clasifican las sustancias cancerígenas.
Hay 3 grupos:
Grupo 1: sustancias que han demostrado ser cancerígenos para el hombre.
Grupo 2: sustancias que probablemente son carcinógenos para el hombre. Este grupo se subdivide en dos:
- 2A alta probabilidad cancerígena
- 2B baja probabilidad cancerígena
Grupo 3: productos que no pueden considerarse cancerígenos para el hombre.
Segundo, vamos a ver si han clasificado en el mismo grupo la carne roja y la carne procesada. ¡La respuesta es NO!
Han clasificado la carne roja como probablemente carcinógena para los humanos (Grupo 2A), basado en evidencia limitada (otro día explicaremos que es una evidencia limitada más detalladamente) de que el consumo de carne roja causa cáncer en los humanos. Definimos este tipo de alimento como carne muscular de mamíferos, tales como la carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo o cabra.
Han clasificado la carne procesada como carcinógena para los humanos (Grupo1), basada en evidencia suficiente en humanos de que el consumo de carne procesada causa cáncer colorrectal. Este tipo de carne es la que se ha transformado a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación.
La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o de res, pero también pueden contener otras carnes rojas, aves, menudencias o subproductos cárnicos tales como la sangre. Ejemplos de carnes procesadas incluyen frankfurters (perros calientes/hot dogs/salchichas), jamón, carne en conserva (corned beef), y cecina o carne seca, así como carne en lata, y las preparaciones y salsas a base de carne.
¿Eso significa que debemos anular la carne de nuestra dieta?
Sería una opción, aunque lo mejor sería modificar la frecuencia de ingesta de este alimento, y elegir preferentemente la carne roja ante la carne procesada.
La carne roja tiene muchos beneficios para nosotros. Nos aportan:
- proteínas, de alto valor biológico, con alta concentración en los aminoácidos esenciales, que sólo podemos obtener a través de la dieta.
- minerales: el hierro es uno de los más abundantes, aunque también nos encontramos con calcio, fósforo, magnesio y potasio.
- vitaminas: destacan principalmente las vitaminas del grupo B
- agua: su contenido alcanza entre el 60 y el 80%
- grasas: la grasa de la carne animal tiende a ser rica en colesterol y ácidos grasos saturados. Es una de las razones por las que se ha de controlar la ingesta de este alimento.
¿Y yo ahora qué hago?
Lo que debemos hacer es disminuir la dosis de carne roja a una vez por semana (ternera, cerdo, etc.) y comer, en días puntuales, muy esporadicos la carne procesada (frankfurts, bacon, …), igual que hacemos con la pizza o las patatas fritas.
Para cualquier duda, llámame. Soy Mar Domenech, farmacéutica de Farmacia Internacional. El teléfono es 934878094.